Sobre mí

Me fascina la naturaleza, no sólo la de ahí fuera, sino la  inteligencia que se expresa a través nuestro.  Y esa fascinación ha ido creciendo a medida que he ido profundizando en su conocimiento, cosa que he podido hacer con mucha libertad y desde distintos ángulos.  Soy una eterna estudiosa de la inteligencia de la naturaleza, expresándose a través de los ámbitos que me cautivan: maternidad, infancia y naturaleza; y observadora del paradigma de pensamiento que nos lleva a desbaratarla sistemáticamente.

Mis dos libros  giran en torno a temas distintos, pero comparten el mismo enfoque; se trata de acercarnos al «programa original», como diría Nils Bergman.

En mi juventud estudié Derecho hasta tercero, momento en que finalmente admití que ese no era mi elemento.  Posteriormente me decanté por las terapias complementarias: Medicina Tradicional China, Nutrición Energética, Naturopatía, Fitoterapia, entre otras. Si tuviera que resumir en pocas palabras qué aprendí en esa etapa, destacaría tres puntos. En primer lugar, comprendí que la naturaleza es inteligente y que esa inteligencia se expresa si el contexto es adecuado; esto es aplicable a la salud, a la maternidad, al desarrollo infantil, a la educación, a la agricultura, al diseño de parques y jardines, y a cualquier ámbito relacionado con la vida. Lo segundo, aprendí a relacionar y pensar más contextualmente, algo importante en un mundo tan especializado, estructurado y marcado por el pensamiento analítico y lineal.  Por último, ví la polaridad -lo que los orientales llaman yin y yang- manifestada no sólo en la naturaleza, sino implícita en cada aspecto de nuestra biología, nuestra psique y nuestra mente, y que el equilibrio entre ambas energías es la base de la vida, la salud y la creatividad. Y esa mirada ha sido fundamental en el trabajo que expongo en mi último libro.

Con ese bagaje conocí lo que estaba ocurriendo en el mundo de la atención (medicalizada) al parto -que trata a las mujeres como si su cuerpo no supiera parir-, y mi estupor fué tal que sentí la necesidad de hacer algo. Esa necesidad se concretó en la publicación de la primera versión de La Revolución del Nacimiento en 1994.  (La última versión revisada del 2014 sigue disponible como La nueva revolución del nacimiento).  La publicación de este libro dió un giro a mi vida.  En 2003 un grupo de doce mujeres fundamos la Asociación El Parto es Nuestro, a través de la cual participé en la elaboración de la Guía de Atención al Parto Normal del Ministerio de Sanidad, publicada en 2010.

Adentrarme en la permacultura y la agricultura regenerativa llevó a otro nivel la comprensión del concepto «entorno apropiado» y el ejercicio de relacionar y pensar contextualmente. Y sobre todo me permitió observar que muchos de los problemas actuales en ámbitos como el nacimiento, la crianza, la educación, la salud, la agricultura o el diseño de jardines tienen todos el mismo trasfondo, un patrón común, que es nuestra forma de percibir, pensar y relacionarnos con la naturaleza, a menudo marcada por un paradigma mecanicista que deja la inteligencia de la naturaleza fuera de la ecuación. En ese sentido hago mía la frase de Gregory Bateson  “los principales problemas que tenemos son el resultado de la diferencia entre cómo funciona la naturaleza y cómo pensamos nosotros“.

Otro descubrimiento fué que la naturaleza nos enseña constantemente, pero lo hace metafóricamente, es por tanto un conocimiento accesible a la mente intuitiva y holística.

Mi último libro, La niñez como estado de conciencia, profundiza en el diálogo entre las dos cualidades de nuestra mente -la mente racional y la intuitiva, el pensamiento lógico y el analógico- desde un enfoque eco-lógico: subrayando la coherencia entre la polaridad en la naturaleza y la polaridad en la mente, y trasladando esta visión al mundo infantil.  Este conocimiento es vital a la hora de comprender cómo evolucionan las criaturas, pues las inteligencias no se desarrollan a la par porque el mundo adulto las estimule, sino que unas se construyen sobre otras siguiendo un orden natural y si el contexto acompaña.

En lo práctico, soy emprendedora, he creado tres empresas y vendido dos.  Los dos últimos emprendimientos han estado relacionados con mis activismos, centrados en la formación en torno a la naturaleza, la maternidad y la infancia: en 2009 creé Terra Mater, que a partir de 2015 hizo de incubadora del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal, confundado en 2018 con Ibone Olza, y del que fuí gerente hasta mediados de 2022.

También dirijo la Formación en Ecología de la Infancia, que profundiza en distintos aspectos de lo que significa «entorno apropiado» para el desarrollo de la especie más inteligente.