«Sólo» han pasado treinta años entre mi primer libro y este. Aunque el primero gira en torno al nacimiento y el segundo en torno a la infancia, en realidad la mirada es la misma: hablan de inteligencia de la naturaleza, de la intuición y la observación como vía de conexión con ella, de entornos apropiados para que esta inteligencia pueda expresarse, de la importancia de identificar las interferencias, numerosas en ambos casos.
Lo que la ciencia revela acerca de la naturaleza opuesta y complementaria de los hemisferios cerebrales, – la mente racional y la intuitiva, la mente lógica y la analógica-, es simplemente fascinante. Mi enfoque es desde la naturaleza; no hay un solo aspecto de la vida en el que la danza entre polaridades (lo que los orientales llaman Yin y Yang) no esté presente; en realidad, está en el origen de la vida y de toda creatividad. Años de estudio de disciplinas basadas en la polaridad, como la Medicina Tradicional China o la nutrición energética, me proporcionaron una cierta forma de mirar, y me permitieron ver que la dinámica entre las dos cualidades de la mente puede ser considerada un aspecto más de la que podemos observar en cada fenómeno en la naturaleza y en nuestra propia biología. Hay una coherencia en todo.
Pero lo más fascinante fué conocer cómo evolucionan los hemisferios cerebrales en la infancia, pues la mente lógica es la última en madurar. Antes tienen que suceder muchas cosas, muchas experiencias a través de las cuales se desarrolla el hemisferio derecho, que es la mente receptiva, intuitiva, emocional, simbólica. Este hemisferio es el que dota de profundidad, complejidad, visión holística y creatividad al hemisferio izquierdo, la mente lineal. Y eso sucede a través de los vínculos, la interacción y sobre todo, del juego libre. También a través de la experiencia en la naturaleza, de la expresión a través del trazo, del cultivo de la imaginación a través de los cuentos,
La segunda parte del libro se centra en la infancia: en los primeros años de vida, la mente analógica-intuitiva (hemisferio derecho) y la mente lógica-racional (hemisferio izquierdo) no se desarrollan a la par, sino que la segunda se construye asienta e integra con la primera. Este conocimiento tiene enormes implicaciones en la crianza y educación, pues hay un orden natural en el desarrollo de las inteligencias que sucede espontáneamente cuando se da el contexto apropiado, y las circunstancias que hemos creado para la infancia de hoy en muchos aspectos van en dirección contraria a lo previsto por la naturaleza. Constatar que los niños viven en un estado de conciencia cercano al sueño es coherente con este predominio de la mente simbólica.
No tener en cuenta esta realidad en la crianza y educación nos está llevando a crear unas condiciones de vida que van en dirección contraria a lo previsto por la naturaleza. Muchos de los problemas actuales de la infancia se deben a todo lo que debe suceder y no sucede, y a lo que no debería suceder pero sucede.
Lo mejor de todo es que conocí todo esto antes de que nacieran mis hijas, lo que -contrariamente a lo que se podría pensar- hizo la crianza mucho más fáci. Porque a menudo no se trata de hacer más, sino de hacer las cosas de un modo más sencillo, de tener criterio para filtrar las numerosísimas interferencias actuales al estado de conciencia infantil. Se trata de proteger su espacio físico, emocional, mental para que pueda manifestarse lo genuino: el juego espontáneo, la interacción social, la fascinación con la naturaleza, la creatividad…
El hemisferio derecho NO se estimula
Con toda esa experiencia quise compartir esa mirada sobre la infancia, y entre los años 2012 y 2015 impartí por toda España el curso infancia Mágica, hemisferios cerebrales e inteligencia creativa. Todavía hay gente que me habla de él…
En algún momento empezaron a asistir personas que querían crear un «método para estimular el hemisferio derecho». Hacía tiempo que había publicado La revolución del nacimiento, y las palabras «método» y «estimular» asociada a un proceso natural, inteligente, autorregulado y que debe suceder espontáneamente (en respuesta a un entorno apropiado) me hicieron parar y reflexionar sobre la mejor forma de comunicarlo.
Decidí que sería mejor plasmar esta información en un libro, lo que me permitiría adentrarme en los matices y explicar que el hemisferio derecho no se estimula, sino que se permite que se exprese, igual que la intuición no se provoca, sino que se convoca. No compete a la mente racional dirigir a la mente intuitiva y creativa, y mucho menos la de otros, pero sí comprender su naturaleza, respetar su espacio, crear contextos apropiados para que se pueda expresar. Exactamente igual que en el parto.
Artistas antes que escribas, o la niñez como estado de conciencia
Conocer la evolución de los hemisferios cerebrales en la infancia constituye un marco de referencia que permite integrar mucho conocimiento, validar intuiciones, confiar en la sabiduría y el ritmo de los procesos, comprender mejor qué es fundamental y qué accesorio, qué va primero y qué va después, qué se construye sobre qué, cuál es el sustrato de la creatividad, cuáles son las ventanas de oportunidad, qué es un entorno adecuado, qué experiencias está en su naturaleza tener y cuales interfieren procesos de desarrollo en sí mismos inteligentes. Todo ello rescatando el valor de la conexión, la observación, la intuición, la presencia, aprendiendo y creciendo en el proceso, y entendiendo que en muchos casos nuestro papel no es tanto estimular directamente para que sucedan las cosas, como proveer el vínculo, el contexto y el modelo para que lo que debe suceder espontáneamente suceda.
Citándome a mí misma:
…la naturaleza es cíclica, circular, ecosistémica, metafórica y en última instancia misteriosa. Y aunque nos guste pensar que somos ante todo seres racionales, no sería coherente que la mente humana fuera solo lógica, lineal, práctica, literal, con visión de foco y amante de la tecnología. Que es todo eso, pero eso no es todo; también es intuitiva, creativa, emocional, simbólica, piensa contextualmente, sabe relacionar y aprende de la experiencia.»
Spoiler: el hemisferio derecho no se «estimula», sino que se libera. Exactamente igual que en el parto.
Contraportada e índice
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