La transformación de las muñecas y su efecto en la psique infantil

1 Dic

Una reflexión en torno al tema La niñez como estado de conciencia

Lease esta reflexión dentro del contexto actual de hipersexualización de las niñas, una infancia cada vez más corta  y una insatisfacción generalizada con la propia imagen en las adolescentes, que afecta a su autoestima y las hace vulnerables y dependientes de la aprobación externa

En los últimos tiempos han salido al mercado modelos de muñeca con proporciones reales (y no con proporciones que en un cuerpo real serían incompatibles con la vida), pensando que todo el problema de las muñecas es la talla.  Muchas madres y padres lo han celebrado, y aparentemente parece la solución a este
estereotipo de mujer espaguetti que interiorizan nuestras niñas como “normal”.  Solo que, bajo mi punto de vista, hay otro tema de fondo que no se está considerando, aparte del hecho de que fomentan un estereotipo de mujer que no ayuda en nada a nuestras niñas.

Todas esas muñecas de nueva generación (léase: de fabricación industrial), por llamarlas de algún modo, tienen algo en común:  NO representan a niñas, sino a mujeres adolescentes y jóvenes, y además hipersexualizadas. Y ese es un fenómeno nuevo en la historia de los juguetes infantiles.

 

La muñeca como juguete arquetípico

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Los padres de las muñecas. Gustav Igler .. (1842-1902). Austria

Una muñeca no es un juguete cualquiera, es un juguete con un significado simbólico.  La forma en la que las niñas (y los niños, si tienen la oportunidad) juegan con las muñecas/os evidencia que lo que entra en juego es algo muy profundo: niñas y niños proyectan en los muñecos su mundo interior, reproducen lo que les sucede en su vida real, imitan y aprenden patrones de conducta, gestionan conflictos y dificultades.  Es un juego simbólico arquetípico y universal.

 

 

La muñeca o el muñeco una especie de alter-ego con las que la niña (o el niño) de algún modo se identifica, colocándose a ambos lados de la ecuación, y siempre han sido figuras infantiles. Lo que se produce en ese juego es tan revelador de lo que hay en su psique que observar el juego espontáneo es un recurso básico utilizado por l@s psicólog@s como herramienta de diagnóstico.

El  juego simbólico con las/os muñecos es de una extraordinaria riqueza y valor para las niñas y los niños. Siempre ha sido así y cuando todas las criaturas de todos los tiempos y culturas están de acuerdo en algo, es que es importante.

 

 

Si esto es así, podríamos plantearnos algunas preguntas, como por ejemplo:

  • ¿que trascendencia puede tener el hecho de que las muñecas con las que juegan las niñas en cuanto salen de la primerísima infancia ya no representen a niñas,  sino a mujeres adultas y además hipersexualizadas?  ¿cómo afecta al juego simbólico con muñecas/os?
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  • ¿Qué ocurre internamente cuando la actividad principal deja de ser el juego, que queda completamente alterado y el foco esté en acumular nuevos modelos y sus numerosa parafernalia.
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  • Jugando a las madres. Gustav Igler

    Estas muñecas, en realidad, ni siquiera representan a mujeres adultas normales. ¿qué tipo de mujer representan? ¿realmente queremos que nuestras hijas e hijos se identifiquen con esto y les parezca normal?  ¿seguro seguro que jugar tantos años con este modelo de mujer artificial NO les va a influir nada.
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  • Y la pregunta del millón:   Con este tipo de muñecas ¿no les estaremos sacando prematuramente del estado de conciencia infantil, sustituyendo esa relación con lo que ellas/os son -la (muñeca) niña-, por la relación con una imagen (completamente distorsionada, por cierto) de lo que algún serán -la (muñeca) mujer-?

La industria juguetera ha sustituido en poco tiempo un juguete arquetípico y universal, con un profundo significado simbólico por un artículo de consumo, sujeto a los imperativos de la moda, la publicidad y cierto tipo de modelo y valores, que, si lo pensamos bien, quizá no queramos transmitir a nuestr@s hij@s.

Que algo se fabrique y todo el mundo lo tenga en casa no implica que nos tengamos que subir a ese carro.  Es perfectamente posible resistirse a la presión y escoger otro tipo de juguetes.   Y sería estupendo que los niños también tuvieran muñecos normales; pasearse por la sección de muñecos “para niños” da miedo.  Quizá, con muñecos normales, podrían jugar -por ejemplo- a ser estupendos padres.