Pocas frases delatan con tanta precisión la naturaleza de un servicio de atención al parto como estas cuatro palabras. Es bastante habitual encontrarla en historias clínicas de partos en los que se han dado situaciones de mala praxis, ninguneo y maltrato. Supuestamente concebida para calificar a la mujer, la auténtica realidad es que descalifica al profesional.
Veamos que encierra esta expresión:
- La mujer de parto es considerada «paciente».
Empezamos mal. Un parto es un proceso saludable, y la mujer de parto es una usuaria del sistema sanitario, no una enferma. En principio. - La paciente no colabora = no obedece al profesional, que es quien manda.
Pues seguimos mal. La mujer de parto no tiene por qué estar sometida a ninguna «autoridad», aunque algunos/as crean que sí; es sujeto de derechos y protagonista de su parto. El servicio de atención al parto es eso: un «servicio«, está al servicio -no al mando– de la mujer y del bebé. - La paciente no «colabora» con el profesional, que es quien «hace el parto» = el parto es del profesional (hospital), que es quien sabe (y quien manda). La mujer solo «colabora».
¿¿¿Disculpa??? El parto es de la mujer, y no hay que «saber», su cuerpo sabe, pero es responsabilidad del servicio crear las condiciones propicias para que suceda sin su intervención, porque eso es lo más seguro (y agradable). - La «paciente» no sigue las órdenes = no colabora con los planes del profesional.
Seguimos muy descaminados. El parto es un proceso involuntario, imprevisible, fisiológicamente autorregulado, pero fuertemente condicionado por el entorno. No hay plan que valga si no se tiene esto en cuenta. La dilatación es involuntaria, los pujos son involuntarios y se producen cuando ha llegado el momento y las condiciones son propicias (confort físico, intimidad, seguridad emocional, ausencia de interferencias …). Es el cuerpo el que pare de un modo espontáneo, pero si se coloca a la mujer en una situación límite, no sólo se la destruye anímicamente y su cuerpo no va a poder hacer ese trabajo, sino que es materialmente imposible seguir esas indicaciones/órdenes. - El profesional quiere que el bebé nazca, pero la mujer no.
¿¿¿Perdón??? Eso quieren decir estas 4 palabras. De verdad, es para mirarselo. - La paciente no quiere colaborar, por tanto, si las cosas no salen bien, es su culpa.
Finalmente está esto: el trasvase de la responsabilidad de lo que pase en el parto a la parturienta. Teniendo en cuenta que toda intervención no necesaria multiplica el riesgo, esto es grave.
No lo dudes, huye de los profesionales que juzgan a las mujeres porque «no se portan bien», y busca una/o que sepa estar en su lugar, que os acompañe y os respete a tí, a tu naturaleza, a tu fisiología y a tu bebé.