Atención al parto y autor idad
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La obstetricia es una especialidad de autor.
Me explico:
En otras especialidades, cuando se descubre un procedimiento menos invasivo que reduce los daños colaterales, acelera la recuperación y ahorra costes, rápidamente se implanta. Sin objeciones.
No me imagino a un urólogo que decida seguir tratando los cálculos mediante cirugía, en lugar de con litotricia: sería puesto de patitas en la calle.
Tampoco puedo imaginar a un traumatólogo que decida seguir cortando tejidos con bisturí en todos aquellos casos en que se pueda usar la artroscopia.
Podría seguir poniendo n-cientos ejemplos que demuestran que en otras especialidades la medicina intenta evolucionar hacia procedimientos menos invasivos, y que los gustos, opiniones o prejuicios de un profesional en particular no tienen la más mínima importancia.
La obstetricia (y en algún sentido la pediatría) es diferente. Cabe recordar que son especialidades que en la mayoría de los casos no tratan con enfermos, sino con personas sanas que no necesitan “tratamiento”, sólo cuidados adecuados, razón de más para no intervenir. Merece la pena reflexionar también sobre el hecho de que las usuarias de esta especialidad (que no paciente, en la mayoría de los casos) son mujeres, un tema muy jugoso para tesis doctoral sobre medicina y género.
Eso no impide que si un obstetra o una matrona “opinan” que para atender un parto es necesario inmovilizar, pinchar, estimular, hipercontrolar, cortar, …. etc., y prescindir de la evidencia científica más elemental, hoy por hoy puedan permitirse el lujo de hacerlo. Y si es jefe de servicio, hacer que lo haga todo su departamento.
Obstetricia es una especialidad “de autor”:
“autor” de “autoría”
“autor” de “autoridad”
A los proveedores de servicios sanitarios que tratan con mujeres y con bebés sanos les parece natural hacer las cosas según sus opiniones, sus creencias, sus valores, sus prejuicios. Pueden pasar 10, 20, 30 años hasta que los cambios positivos tienen lugar. Y a menudo no hay manera, aunque haya 30 estudios publicados que demuestran que una práctica es perjudicial. Lo inaudito es que tengan la libertad de decidir actualizarse o no. Es lo normal (habitual). Así ha sido siempre.
También son las únicas especialidades cuyos protocolos pueden imponerse literalmente por la fuerza, independientemente de su necesidad u oportunidad, independientemente de lo que establezcan las leyes de derechos de los pacientes.
Eso hace que en España, a pesar del proceso de reforma impulsado por el Ministerio de Sanidad (con la participación de los propios profesionales), el grado de aplicación las nuevas recomendaciones arroje un panorama tan patético como este (año 2013):
- Un 87% de las mujeres española sigue pariendo en el potro obs-tétrico
- A un 54% se les estimula con oxitocina (Esta cifra se refiere a la estimulación desde el comienzo del parto. Si se administra oxitocina una vez empezado, a menudo no se anota en la historia clínica, y por tanto no aparece en las estadísticas).
- La bolsa se sigue rompiendo en el 46% de los casos.
- Un 19,5% de los partos termina en parto instrumental.
- ¡¡A un 25% de mujeres se les realiza la maniobra Kristeller!! Claro que este dato no se obtuvo de las estadísticas del centro, sino de entrevistas a las madres, ya que no suele anotarse en la historia clínica. De juzgado de guardia.
- No se sabe qué ocurre con el clampaje del cordón umbilical, ni sobre el manejo del posparto inmediato, ni sobre tantas cosas.
- De los datos de la medicina privada apenas se sabe nada, aparte de que la tasa de cesáreas es mayor. No se siente aludida.
[Fuente: http://elpais.com/elpais/2013/03/25/media/1364230325_726582.html.
No pongo el enlace con el artículo de El País por la ley del gobierno que penaliza económicamente los enlaces a medios de comunicación…]
Resumiendo:
- Los servicios de obstetricia y neonatología disfrutan de la libertad de trabajar según lo que indica la ciencia más actual … o no.
- Los hospitales que han cambiado sus prácticas según las recomendaciones actuales lo han hecho porque han querido.
- Los que no han querido no lo han hecho.
- Algunos han cambiado unas cosas sí y otras no, según su criterio.
- Algunos han querido y han cambiado cosas, y luego han dejado de querer cuando ha cambiado el jefe de servicio, o cuando han empezado a venir mujeres de otros distritos. Y han vuelto al estado original, total o parcialmente.
- En algunos centros se puede obtener una atención adecuada si es de noche, de día no, o según el profesional que esté de turno.
- En muchos casos, profesionales que quieren trabajar según las recomendaciones basadas en la ciencia se encuentran con la oposición de sus compañeras/os, que están cómodas/os con el anquilosado y obsoleto actual estado de cosas.
- Si un/a profesional practica de forma habitual la violencia obstétrica, no existe ningún filtro ni sistema de detección que lo impida. Tampoco hay consecuencias.
- Los servicios de neonatología que quieren “permiten” (¡¡muchas gracias!!) los cuidados canguro.
- Los que no quieren no lo «permiten» ¿¿?? Si les parece bien restringir el acceso a los padres a neonatología, lo restringen, como si el bebé estuviera bajo su patria potestad y los padres unos ineptos.
- Si un pediatra opina que la lactancia artificial es mejor, o no sabe nada de lactancia, se cargará cientos de lactancias con sus consejos. A pesar de ser un profesional de la medicina.
Y aquí no pasa nada. No hay consecuencias. No hay unos niveles mínimos de actualización ni de control.
Claro que hay profesionales estupendos y actualizados en estas especialidades, afortunadamente. Pero si no fueran estupendos y no estuvieran actualizados seguirían trabajando igualmente dentro del sistema, que no distingue entre unos y otros y le da igual.
El ejercicio de la autoridad sobre mujeres y niños está tan incrustado en el pensamiento, los valores y los usos y costumbres de los sanitarios, y eso está tan aceptado por el sistema, que hoy por hoy no hay mecanismo capaz de hacer que obstetras, matronas y pediatras trabajen conforme a lo que indica la ciencia y las recomendaciones de sus sociedades científicas si no lo desean. Las Consejerías de Salud han asumido competencias, pero se lavan las manos. Tampoco se sienten aludidas. En cuanto a la actualización en la formación, no sabe no contesta.
La realidad es que estos profesionales disfrutan, hoy por hoy, de un exceso de poder, que además, a menudo usan mal. En otras especialidades seria impensable.
Casualmente obstetricia y pediatría son las únicas cuyo “objeto” son la mujer y sus hijos. ¿Estamos ante una cuestión de discriminación-represión por cuestión de género? Sin ninguna duda. #misoginiaestructural.
La obstetricia es una especialidad de autor/a.