Lo confieso: me encantan los partos sorpresivos: en la calle, el coche, el autobús, en cualquier sitio. No porque yo piense que parir en estos sitios sea especialmente apropiado (que no), sino porque:
1) siempre salen bien
2) no ha habido tiempo para inmovilizar, pinchar, estimular con oxitocina, cortar, separar …
3) nos dan un baño de necesaria humildad, y nos recuerdan que -afortunadamente- en la mayoría de los casos los partos no nos necesitan para, simplemente, ocurrir. Suceden. Afortunadamente. Que se lo pregunten a las mamíferas.
4) Nos proporcionan información valiosa sobre cómo son los partos espontáneos (esos que siempre salen bien)
Porque esa es la cuestión: la noticia siempre termina con un «madre y bebé están en perfecto estado». Y eso es así porque se trata de un reflejo involuntario (reflejo de eyección materno-fetal) que es, simplemente, la forma más saludable y segura de parir y nacer.
Aunque la forma en que los medios tratan estos felices acontecimientos a veces resulta un poco irritante … aunque la gente siga pensando que hay que «salvar» a la madre y el bebé del lance (¡no pasa nada con el cordón umbilical, que se cierra solo!)
Porque esa es la cuestión: el parto es un acontecimiento involuntario, y -como bien recuerda Michel Odent- no hay nada más fácil que inhibir algo involuntario: basta con observarlo, querer controlarlo, monitorizarlo, dirigirlo, manipularlo. En suma; reprimirlo. Eso es, precisamente, lo que sucede en la atención al parto convencional. Bueno, en realidad, no es diferente de lo que ocurre en otros ámbitos de la vida autorregulados de forma natural.
No se puede provocar un reflejo de eyección materno-fetal, sólo crear las condiciones para que se produzca por sí mismo. O sea, estarse quieto/a, en un segundo plano.
Porque uno podría pensar que, dado su vasto conocimiento, la medicina sabe cómo paren las mujeres. Pues resulta que no está nada claro. Y para muestra vale un botón:
Como todo acontecimiento involuntario, el parto está dirigido por el sistema nervioso autonomo. De forma que un día, hace tiempo, me dediqué a buscar cual es el conocimiento que tiene la medicina actual acerca de la regulación del parto por el sistema nervioso autónomo. Me llevé una sorpresa …
En algunos esquemas, el sistema reproductor ni siquiera aparece en el cuadro. Todo se detiene al nivel del recto.
En otros esquemas sí aparece pero … ¡¡el masculino!! Las mujeres no tienen genitales, parece ser.
Los más actualizados reflejan el sistema reproductor femenino … solo por lo que respecta a la sexualidad: el parto no aparece por ninguna parte. No digo que no haya algún libro que lo recoja, lo que digo es que hasta el momento no lo he podido encontrar. No he conseguido encontrar ningún esquema que refleje que el proceso de dilatación está regido por el sistema nervioso parasimpático y el reflejo de eyección materno-fetal por el S.N. simpático. Es decir, que es un proceso involuntario. Imagino que porque la obstetricia convencional ni siquiera tiene en cuenta que ese reflejo pueda producirse; admitirlo llevaría a un cambio tan radical que abocaría a un auténtico cambio de paradigma. Y hoy por hoy, no parece que haya condiciones para que se produzca ese cambio .
Y con esto no quiero decir que todas las mujeres tengan que parir en la calle, sino que esos partos, que siempre acaban bien, nos recuerdan que el cuerpo sabe hacerlo solo, y nos dan información muy precisa sobre cómo es el parto espontáneo. Y esa información debería servir para ofrecer a las parturientas, allí donde paran, una atención lo más aproximada posible a la ideal: en libertad e intimidad.
Por cierto, la Sanidad británica acaba de publicar una recomendación: para mujeres sanas, es mas seguro parir en casa o en maternidades gestionadas por matronas que en el hospital y eso que allí la atención al parto es bastante menos medicalizada que aquí.
Isabel Fernandez del Castillo
La nueva revolución del Nacimiento