Cualquiera que me haya escuchado en una charla sabe que, antes o después, acabo poniendo algún ejemplo traído de la naturaleza, no sólo porque me fascina, sino porque ella es la madre de todas las metáforas. Dejarse sorprender por la infinita inteligencia de la vida en sus diferentes expresiones es, para mí, la mejor manera de ampliar la visión y entrenar la mirada ecosistémica.
Hoy traigo una propuesta en este sentido, que consiste en empezar por el principio, es decir, observar cómo funcionan los ecosistemas. No hay mejor forma de ejercitar el músculo de relacionar, ampliar la visión y pensar de forma holística –o al menos de dudar de nuestro limitado razonamiento lineal-, que ir al programa original, una facultad extrapolable a todos los ámbitos que tienen que ver con la vida: salud, educación, psicología, agricultura, jardinería …
Las experiencias que voy a compartir han sido llevados a cabo por personas y grupos que supieron leer bajo la superficie de lo aparente y percibir relaciones sutiles entre distintos elementos de su ecosistema, y a partir de ahí apoyar a la naturaleza respetando sus reglas. Subrayo lo de «respetando sus reglas» porque, como brillantemente expone Gregory Bateson:
«Todos y cada uno de los problemas a los que nos enfrentamos hoy son el resultado de la diferencia entre cómo funciona la naturaleza y cómo pensamos nosotros.*
En esta línea, voy a ir incorporando en esta entrada material interesante sobre proyectos de regeneración de ecosistemas degradados, llevados a cabo por personas y comunidades que observaron, percibieron, intuyeron y trabajaron con su entorno natural de una forma respetuosa y creativa, apoyando la naturaleza en lugar de domesticarla, superando el paradigma mecanicista que domina la relación del ser humano con la naturaleza desde hace siglos.
Para los que hemos crecido en una cultura de especialización creciente, culto a la tecnología y consideración de la naturaleza como una simple máquina expendedora de cosas, estas experiencias pueden ayudar a cambiar la perspectiva porque muestran que a menudo las cosas no son como parecen, ponen de manifiesto que hay una inteligencia implícita en todo lo vivo, y obligan a pensar fuera de la caja.
Aquí hay una clase abierta introductoria:
Aquí algunas propuestas para
Entrenar la visión ecosistémica